viernes, 15 de febrero de 2008

el mundo cambió en siete días


No es nada religioso, pero es así... no fue en el inicio de los tiempos, no fue el nacimiento de la tierra ni del cielo ni del mar, pero hubo una vez en que todo cambió a lo largo de un periodo de siete días.


El primer día hubo un caracol que despertó por la mañana con una gota de agua escuriéndose por su caparazón hasta el cuello. El agua era tan molesta que le obligó a estirar primero el cuello y después las antenas, ¿qué ocurre hoy, por qué me molestan tan temprano?. Debía despertar, era el comienzo de un grave periodo de cambios.

Los cambios no son tan negativos, las cosas varían constantemente hasta que un buen día cae sobre nuestro caparazón una gota de agua que se escurre por el cuello sacudiendo todo el cuerpo en un espasmo y haciéndonos estirar el cuello, la mirada.


Así que el caracol estiró cuello y antenas para poder mirar gravemente hacia el cielo, no había nubes, era un cielo azul... No ocurrió nada más aquel día que hiciera presagiar lo que se avecinaba, el caracol quedó consternado pero no dijo nada, los caracoles no hablan.


1 comentario:

CarmenS dijo...

Los cambios atemorizan, pero son positivos si los abordamos con la confianza de que podremos sobrevivir a las nuevas circunstancias. Nunca dejan de producirse esos cambios pero hasta que asumes que es parte consustancial de la vida, sientes esa pizca de incertidumbre.