domingo, 2 de agosto de 2009

Una cuestión semántica?

Hace poco he visto que un buen amigo se hacía eco de la reivindicación de la palabra "matrimonio" para referirse tanto a uniones entre del mismo como de distinto sexo. Normalmente no escribo sobre cuestiones sociales ni políticas en el blog, pero este es un tema que me ha llamado la atención porque llega hasta la RAE.

La reivindicación que apoya mi amigo es precisamente que se cambie la definición que la RAE da del término matrimonio. He consultado la web http://www.rae.es/ y esta es la definición actual:

matrimonio.
(Del lat. matrimonĭum).
1. m. Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales.
2. m. En el catolicismo, sacramento por el cual el hombre y la mujer se ligan perpetuamente con arreglo a las prescripciones de la Iglesia.
3. m. coloq. Marido y mujer. En este cuarto vive un matrimonio.
4. m. P. Rico p. us. Plato que se hace de arroz blanco y habichuelas guisadas.

Preciosa la última, mucho menos polémica que las otras y mucho más apetecible a mi entender.
Evidentemente la definición actual no abarca las uniones entre personas del mismo sexo. Por primera vez desde que empezó este debate con los cambios en el Código Civil (soy consciente de que las reivindicaciones vienen de antes, pero pongo el cambio jurídico como punto de partida de un debate social abierto, desde que la sociedad española realmente se ha parado a pensar sobre el tema), por primera vez, digo, soy capaz de expresar mi punto de vista, que en realidad ha sido siempre el mismo, aunque antes no supiera ponerlo por escrito.

En resumen, lo que me hace pensar todo esto es: ¿qué más da? ¿realmente este detalle semántico es tan importante? Tanto para los que apoyan el cambio como para los que lo rechazan, tanto para los que se aferran a esta definición (evidentemente ajena a la realidad actual), como los que reivindican el cambio de un concepto que, efectivamente, es muy antiguo y se refiere a una forma de convivencia que en el fondo tampoco tiene mucho que ver con la que se da ahora en las familias.

¿Por qué los gays, lesbianas y transexuales quieren ser parte de esa idea de "matrimonio"? En una entrevista Karl Lagerfeld (homosexual) se hacía la misma pregunta ¿por qué derrepente los homosexuales quieren participar de esos ritos? ¿No hay mil formas de vivir en pareja, de formar una familia si se desea, de disfrutar del mismo estatus legal? ¿Entonces qué más dará el sustanivo que se le aplique a esa forma de convivencia?.
Lo mismo digo para el otro lado: ¿acaso no son mutables los significados de las palabras? ¿acaso no existen las lenguas para dar sentido a lo que vemos a nuestro alrrededor? Si el lenguaje es una herramienta para el humano, debe ser tan flexible y mutable como queramos.

El término "matrimonio" no me parece tan sagrado, ni tan importante como da a entender este debate. No está en juego el honor ni de unos ni de otros; no se "ensucia" la identidad de nadie por cambiarlo ni tampoco por no hacerlo. Hoy recordaban en las noticias a los últimos romaníes que asesinaron en el campo de concentración de Auswitch en 1944. Puedo entender que para sus descendientes sí haya palabras que aún causen dolor, y que en casos así, lo mejor sea tener mucho cuidado y respeto por lo que ellos consideren palabras ofensivas y adecuadas.

Pero el matrimonio... ¿realmente define la libertad o el respeto que se tiene a unos u otros?

8 comentarios:

Marcelo dijo...

Contestando tu última pregunta, yo creo que no. Lo que pasa es que con los nombres o sustantivos también se libran batallas ideológicas. En Argentina por ejemplo sucede con las calles. Han habido algunas que les cambiaron de nombre porque al político de turno no le gustaban las ideas del "homenajeado" y lo reemplazaba por otro afín. Y cuando se uba y volvía la oposición, vuelta a cambiar...
Un saludo!

El Diablo Des. dijo...

Es importante, tanto como se quiera. Creo yo que me gustaría que la definición de mi estado civil me incluyera.

copperhead dijo...

Veo que se libran batallas por culpa de estas cosas.. y por eso me parece mal. Es lógico buscar la igualdad legal, pero para qué luchar tanto por una igualdad semántica sobre un concepto en el que escupen los mismos heterosexuales que tanto aparentan defenderlo (¿cuantos matrimonios de la definición de la RAE acaban en divorcio? la mitad o así ¿no?)?
Lo que yo digo es que, una vez lograda la igualdad jurídica, el nombre no debería ser tan importante para ninguna de las dos partes en esta batalla

copperhead dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cecilia dijo...

Efectivamente, la palabra no es importante. Lo importante es que se tenga ese derecho, que cualquier persona pueda "casarse" si ese es su gusto con la persona a la que ame.
Pero si los derechos consustanciales a esa unión se consignan como "derechos matrimoniales" o "derechos conyugales" en la legislación pertinente, ¿por qué no aplicar esa palabra para la uniones de personas que son del mismo sexo?
En sentido figurado se emplea la palabra matrimonio para hablar de unión de sucesos, de cosas no humanas, de animales. ¿Por qué esa obsesión de los católicos a detentar ellos en exclusividad el uso de esta palabra?
Porque cualquier día a los que no han pasado por la iglesia para casarse le quieren quitar también el vocablo.
En realidad, y esto es absolutamente personal, a mí la palabra matrimonio me suena un poco antigua. Vamos, que mis amigos no la usan más que para teorizar, no para referirse a sus parejas.
El problema, supongo, es que los que se niegan a prestar esa palabra para las uniones del mismo sexo lo que no quieren es que esas personas tengan los mismo derechos conyugales que los "bendecidos" por dios y por la iglesia.

Unknown dijo...

Personalmente, yo también estoy de acuerdo en que el matrimonio en sí, como institución, igual ya no es un elemento tan respetable o importante como era antes, y no me refiero antes hace unos años cuando se aprobó el matrimonio para personas del mismo sexo, o cuando se aprobó el divorcio, sino mucho mucho antes. El matrimonio es un elemento que crearon los romanos hace milenios y que luego tomaron los cristianos, y desde entonces, poco a poco, el concepto se ha transfigurado. Antes, para todos, el matrimonio era lo mas importante que te podía pasar en la vida (mejor dicho, que te tenía que pasar en la vida, es un sacramento cristiano), y aun así, Enrique VIII tuvo seis esposas; si eso se considera una institución seria… Pero eso eran otras épocas, por suerte o por naturaleza la sociedad y los tiempos siempre cambian, con sus tradiciones, comportamientos, etc. aunque las palabras se mantengan. Bueno, con todo esto vengo a decir que, yo personalmente, estoy de acuerdo contigo en que la validez del concepto (y la palabra) de matrimonio es muy cuestionable. Pero como muy bien dice Luis en facebook, hay mucha otra gente, cuya opinión es tan importante como la tuya y la mía, para la que el término matrimonio sí es muy importante y lleva asociadas muchas ideas y tradiciones (“lo mas importante que te podía pasar en la vida”) y por tanto quieren que su unión, contrato de vida, rito o tradición, llámalo como quieras, sea considerada como tal, un matrimonio.

Sea importante o no en el ámbito personal de la pareja, en lo legal el matrimonio es muy importante, por los derechos (y responsabilidades) que te otorga, muchas veces fundamentales. Como dice Luis, el derecho a la custodia si tu conyugue fallece, pero también el derecho de adopción, custodia, las pensiones, el ir al hospital, herencias, nacionalidad… Es cierto que se puede crear otra forma jurídica que dé absolutamente los mismos derechos, pero entonces volvemos a lo del párrafo anterior. “el sinónimo perfecto no existe”, como leí antes. Y además, si fuera distinto, ¿por qué tendría que serlo? ¿Eso no es discriminación? Y también, quién te dice a ti que cuando cambien los políticos de turno no venga otro que diga “pues los matrimonios se quedan igual, pero las uniones civiles ya no pueden adoptar”. Eso sería una tragedia pero sería posible, espero que no les pase a los demás países europeos. Llamarlo de la misma manera no asegura nada pero sí que asegura un poquito.

Unknown dijo...

Y bueno, finalmente, el matrimonio no es solo un rito o un contrato legal. Tiene otro significado que para mi personalmente tiene aún más importancia que los otros dos anteriores. El matrimonio es también la metáfora o símbolo de siglos de lucha por una igualdad, por un respeto, e incluso a veces por el derecho a la vida, de mucha gente que ha sufrido brutalidad, vejaciones y muchas cosas más desde la época de griegos y romanos, cuando a religiosos y otros poderosos se les metió entre ceja y ceja que el orden social tenía que ser de una forma concreta que ellos dictaban (por supuesto, siempre han cometido atropellos con mucha gente, no sólo con los que ahora reclaman el término matrimonio, pero éste es un grupo considerable). Conservar y hacer que todos conserven los ideales que ellos marcan es una manera de reafirmarse en el poder. Dices que no está en juego el honor de nadie, pero para muchos eso sería muy discutible. Negar así el uso de una palabra a alguien yo creo que es una manera de someterle, de reafirmar que sigues estando por encima, que no es un igual sino inferior. Y cuando esto se lo haces una parte de la sociedad que ha sido reprimida, insultada, apaleada, encarcelada, declarada “vagos y maleantes”, llevada a los campos de concentración junto con los romaníes (un aspecto de la Historia que mucha gente parece que se empeña a pasa por alto), y un largo etcétera, yo creo que no sólo es una cuestión de honor sino como mínimo de justicia (me pregunto cuándo el Vaticano y muchísimos otros van a pedir perdón por los “errores” del pasado, y sólo sé de monumentos dedicados al colectivo homosexual en Amsterdam y en Berlín).

En mi opinión, es muy fácil decir que el matrimonio no vale nada, que por que nadie va a querer reivindicar eso, que vaya tontería ese detalle semántico de la RAE y por qué gastar tiempo y dinero en esas cosas. Pero eso es muy fácil de decir cuando eres una persona que tiene el matrimonio garantizado, que no tienes que luchar por él. No dices eso cuando eres consciente de que el matrimonio es algo que se ha conseguido para tu generación gracias a mucha gente que se ha quedado por el camino, cuando sabes que todavía es algo que te pueden arrebatar en cuando los otros políticos ganen las elecciones, cuando hay gente que no te considera “digno” de portar ese término, cuando aún a día de hoy todavía te insultan por la calle y también por la televisión… Y es que aunque en España se haya alcanzado la igualdad legal, no aún la igualdad total: todavía no he conocido a nadie homo/bi/transexual que me haya dicho que nunca en su vida ha sufrido directamente ningún tipo de vejación o insulto por ser tal como es. Ni siquiera los de mi generación están a salvo todavía. Y eso que en España somos afortunados, en el resto del mundo sigue habiendo mucha gente a la que se hace sufrir enormemente (ya sabes por las noticias lo de los asesinatos en Tel Aviv, las ejecuciones en Irán o las calumnias en la India, por poner ejemplos). Si todavía hay cosas que se puedan hacer para acercarnos cada vez más y más a la igualdad total, yo digo que se hagan; que la RAE cambie la definición de matrimonio, aunque luego yo me vaya a casar o no. Ya basta de decir a los demás lo que tienen que hacer. Y además, aparte de ayudarnos a nosotros mismos, a los que sufren dentro y fuera de nuestro país les damos esperanzas de que el mundo puede ser mejor y les damos fuerzas para luchar por sus vidas y para que las vivan felices.

4gats dijo...

No creo que la lengua sea el campo de batalla para esta cuestión. El lenguaje evoluciona y matrimonio, en Madrid, también es una famosa tapa compuesta de Anchoa y Boquerón. No leí la entrada entera ni los comentarios xq me mandaron abajo del blog... pero no pude evitar comentar jiji